Hay dos tipos principales de aparatos usados por aquellos aficionados al vuelo: mecanismos de vuelo que usan aerodinámica de alas con el objeto de volar; y el clásico paracaídas, que simplemente cae. El parapente y el ala delta comparten una estructura hecha de tela o fibra sintética que se mueve con los vientos. La diferencia deriva del hecho que el parapentista no está rígido, mientras el aladeltista sí.
El ala delta nació de un exitoso modelo desarrollado por la NASA para mejorar los paracaídas de rescate aeroespacial, algo que se hizo popular entre aquellos con predilección para volar. El primer aladeltista fue traído al Perú en los años 70. El parapente, mientras tanto, no despegó en el Perú hasta comienzos de los 90. Sus orígenes datan desde Savoie en Francia, donde deportistas perseverantes modificaron el clásico paracaídas hasta que decidieron junto con otros dividirlo en dos elementos, permitiendo un vuelo más largo con más espacio para las maniobras. A partir de ahí el concepto mejoró, al estadio en que hoy los aviadores planean por 10 Km por cada 1000 metros que descienden.
Una vez en el aire, los deportistas abordan dos clases de corriente: ascendente, que está dividida en térmica (columnas de aire caliente generadas por la calefacción de superficies refractarias) y orográficas (que son creadas cuando el aire rebota contra un acantilado u obstáculo similar); y descendiente, similar a las bolsas de aire que produce turbulencia para los aviones jet. Escoja su mejor opción... y diríjase al vértigo.